Protección del capa de ozono
Un número de productos químicos de uso común han resultado ser
extremadamente dañinos a la capa de ozono. Los halocarbonos son compuestos
químicos en los que uno o más átomos de carbono están unidos a uno o más átomos
de halógenos (flúor, cloro, bromo o yodo). Los halocarbonos que contienen bromo
por lo general tienen mucho mayor potencial de agotamiento del ozono (PAO) que
aquellos que contienen cloro. Los productos químicos sintéticos que han
proporcionado la mayor parte del cloro y bromo para el agotamiento del ozono
son el bromuro de metilo, el metilcloroformo, el tetracloruro de carbono y las
familias de productos químicos conocidos como los halones, los
clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC).
Convenio de Viena sobre la protección de la capa de ozono
La confirmación científica del agotamiento de la capa de ozono impulsó a
la comunidad internacional a establecer un mecanismo de cooperación para tomar
medidas para proteger la capa de ozono. Esto se formalizó en el Convenio de Viena sobre la protección de la capa de ozono,
que fue aprobado y firmado por 28 países, el 22 de marzo de 1985. En septiembre
de 1987, esto condujo a la redacción del Protocolo de Montreal relativo a las
sustancias que agotan la capa de ozono.
Protocolo de Montreal
El objetivo principal del Protocolo de Montreal es la protección de
la capa de ozono mediante la toma de medidas para controlar la producción total
mundial y el consumo de sustancias que la agotan, con el objetivo final de
eliminarlas, sobre la base del progreso de los conocimientos científicos e
información tecnológica.
El Protocolo de Montreal se estructura en
torno a varios grupos de sustancias destructoras del ozono. Los grupos de
sustancias químicas se clasifican de acuerdo a la familia química y se enumeran
en los anexos al texto del Protocolo de Montreal.
El Protocolo de Montreal exige el control de
casi 100 sustancias químicas en varias categorías. Para cada grupo o anexo de
sustancias químicas, el Tratado establece un calendario para la eliminación
gradual de la producción y el consumo de esas sustancias, con el objetivo de
eventualmente eliminarlas por completo.
El calendario establecido por el Protocolo de Montreal se aplica al consumo
de sustancias destructoras del ozono. El consumo se define como las cantidades
producidas, más importadas, menos las cantidades exportadas en un año
determinado. También existe una deducción por la destrucción verificada.
Las reducciones porcentuales se refieren al año designado como
referencia para la sustancia. El Protocolo no prohíbe el uso de sustancias
controladas o recicladas existentes más allá de las fechas de eliminación.
Hay algunas excepciones para usos esenciales cuando no se encuentren
sustitutos aceptables, por ejemplo, en los inhaladores de dosis medidas (IDM)
comúnmente utilizados para tratar el asma y otros problemas respiratorios o
sistemas de supresión de incendios de halón utilizados en los submarinos y
aviones.
En 1994, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 16 de
septiembre Día internacional de la preservación de la capa de ozono, en
conmemoración de la fecha de la firma, en 1987, del Protocolo de Montreal sobre sustancias que
agotan la capa de ozono (resolución 49/114 ).
Aplicación del
Protocolo de Montreal
La aplicación del Protocolo de Montreal ha progresado bien en
los países desarrollados y países en desarrollo. Todos los calendarios de
eliminación se han respetado en la mayoría de los casos, algunos incluso antes
de lo previsto. En vista del progreso constante realizado en el marco del
Protocolo, ya en 2003, ex Secretario General Kofi Annan declaró: «Tal vez el
acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha ha sido el Protocolo de Montreal». Sus puntos de vista son
compartidos ampliamente en la comunidad internacional.
La atención se centró inicialmente en los productos químicos con mayor
potencial de agotamiento del ozono, incluidos los CFC y halones. El calendario
de eliminación de los HCFC era más relajado, debido a su menor potencial de
agotamiento de la capa de ozono y porque también se han utilizado como
sustitutos de transición de los CFC.
El calendario de eliminación de los HCFC se creó en 1992 para los países
desarrollados y países en desarrollo, este último con una congelación en 2015,
con eliminación completa en 2030 en los países desarrollados y en 2040 en los
países en desarrollo.
En 2007, las Partes en el Protocolo de Montreal decidieron acelerar
el calendario de eliminación de los HCFC para los países tanto desarrollados
como en desarrollo.
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